Chiquiocio número n.34

Mar Villar.

Mar Villar es una ilustradora alicantina que trabaja principalmente en el ámbito de la ilustración infantil.

Mar Villar nació en Alicante en 1984. De pequeña se pasaba los días leyendo y dibujando en cualquier parte y superficie, ya fuese un folio en blanco, un libro, o las paredes de su casa (aunque esto último no lo volvió a hacer después de la bronca que le cayó). Finalmente, y tras ver que lo suyo era coger los lápices y mancharse las manos, acabó metida en Bellas Artes. Primero comenzó en Altea, pero más tarde decidió llenar la maleta de abrigos y bufandas y terminar la carrera en Salamanca y, ya de paso, cumplir su sueño de vivir en una ciudad con cigüeñas.

Durante la carrera descubrió el mundo de la ilustración y se dio cuenta enseguida de a qué quería dedicarse.
Al poco tiempo de acabar la carrera se lanzó a la piscina, pero esta vez llenó la maleta de paciencia infinita y muchas ganas de dibujar y se fue a Madrid. Desde entonces ha trabajado principalmente para el mundo editorial, sobre todo para libro de texto, y para clientes como Santillana, SM, Bloomsbury Books, Macmillan, INJUVE, Nalvay… También ha estudiado diseño gráfico en CICE, realizado alguna que otra exposición (individuales y colectivas), y asistido a diversos talleres impartidos por ilustradores reconocidos.
Ahora sigue viviendo y trabajando en Madrid, desde casa, con una gata que reparte amor y pelos a partes iguales y rodeadas de muchos papeles, lápices, colores y proyectos que se lleva entre manos.

Otros trabajos.

El año pasado se publicó Cuatro cuentos rusos, escrito por Javier Vázquez Ezcurdia y editado por Ediciones Nalvay. Es el tercer libro que ilustra con esta editorial. La historia comienza con su protagonista, Gretzen
Grotzen, una señora oronda que es puro derroche y que pesa como ternero y medio, que un buen día va al teatro y se empieza a hinchar e hinchar de felicidad y comienza a flotar y a elevarse sobre el suelo, y se va hinchando cada vez más y más hasta que acaba subiendo al espacio y se convierte en planeta... ¡y hasta aquí se puede contar!