¡Sumérgete en un viaje por el tiempo en el Museo del Cereal de Arévalo! Un lugar en el que rendir homenaje y descubrir las curiosidades de este producto tan imprescindible en nuestro día a día.
El Ayuntamiento de Arévalo, conocedor de la importancia que ha tenido siempre el cereal para la comarca de la Moraña, y en el marco de un proyecto municipal que busca la potenciación de la Plaza del Real como eje cultural de la ciudad, ha habilitado las dependencias del Arco de la Villa para poder disfrutar del Museo del Cereal.
Un emplazamiento con un encanto especial distribuido en tres salas, en las que te sumergirás en un viaje por el tiempo en el que recorrer la historia de este vegetal.
Su primera sala nos transporta a la época del trigo en primavera. En ella, a través de un túnel de acceso con fotografías de la evolución del paisaje según el ritmo de cultivo, encontramos toda la información sobre la botánica y variedades de cereales, como el candeal, oriundo de la zona y en peligro de extinción. Esta estancia, cuenta además con un ordenador con recursos audiovisuales, sonidos y una guía turística de Arévalo.
Con la segunda sala, en tonos amarillos, “llegamos al verano” y a la prehistoria, ya que en ella, realizarás un viaje desde los inicios del cultivo del cereal. Hoces, afiladoras, y hasta una reproducción de una mujer neolítica, nos introducen en este viaje al origen del cereal. También encontrarás un molino tipo manual de uso tradicional de la comarca, entre otras reproducciones más de la evolución histórica del cereal.
En la sala 3, ubicada en un calabozo de la antigua cárcel, te adentrarás en la historia y futuro de Arévalo y su nexo con el cereal. Una maqueta de molinos antiguos ocupa el centro de la sala, la que se completa con libros sobre la procedencia de los cereales de la antigua fábrica de harinas y referencias a la importancia de la llegada de segadores foráneos antiguamente.
Por último, en el calabozo de los presos más peligrosos, el recorrido nos traslada a una panadería tradicional de horno de leña donde podemos observar los dulces y panes típicos de Arévalo, como el pan candeal, tortas de Veedor... En esta sala en la que además podrás descubrir las marcas realizadas en el suelo por algunos reos, conocerás la curiosa historia de “panadero de Madrigal”, un plebeyo que se hizo pasar por rey durante un tiempo, hasta que fue descubierto y ajusticiado.